jueves, 5 de diciembre de 2013

Palabras humanas

Un vacío dos veces habitado,
nunca medita sobre su historia
sobre el lugar que ocupa.

Pero la soledad envejece
igual que el color en las paredes.

Como un olor a libro viejo,
maltratado, extranjero en su idioma
sus ojos se pueblan de arañas,
de una necesidad de conciencia
de silla vacía.

A esta soledad le falta humanidad.

O simplemente le falten tus manos
sujetando el silencio,
la mirada de los cuadros
que vigilan los pasillos,
el goteo suicida de los grifos
que mueren de sed.

Se paga un precio muy alto
por saber que estamos solos.

Y muchas veces pienso que no merece la pena
si no estas aquí tú para compartir esta soledad,
conmigo.

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