martes, 3 de diciembre de 2013

Octubre

Caminar contigo, ser transeúntes
de la piel deshollada de las aceras
por las hojas sometidas al amarillo
del otoño, los charcos de humo
de tus cigarros, el recuerdo de mis brazos
buscando tu cintura entre las farolas,
despedidas que son despedidas
de una última despedida, tus ojos,
Madrid ardiendo en tus pupilas,
los paraguas infelices desprovistos
de lluvia, tiempo y manos,
la intimidad de los coches arrollando
el asfalto gris de ciudad,
los bares sin su gente y su partido,
el café cortado sin tus labios
sorprendido entre mis yemas,
el Sol húmedo de cada viernes
poniéndose detrás de tus cortinas,
esas discusiones acaloradas
en tu cuarto por quién te besa
en este lado de la cama,
el sonido áspero de mi silencio
acariciando tu cuerpo tumbado en el sofá
todas las mentiras que no pude decirte dormida,
comprender el miedo o el hueco vacío
de tus manos al acariciarme lentamente
mientras te grito por teléfono...
Podría seguir, pero supongo que es inútil
intentar convencerme de que ya no estás,
Simplemente es más fácil vivir un mes
colgado del calendario, sin santos ni patrones,
Octubre ya no será el mes de los inocentes.
Y quizá por eso tenga alquilado tu recuerdo,
porque no sé entenderme si me faltas.
No me perdones nunca, no hasta
que haya aprendido a vivir sin ti.
No hasta que haya aprendido a convivir conmigo

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