donde desbroza la sangre
ahogada e hispida.
Señalan con ternura
las migajas retorcidas
en las que encendió
el tiempo sus esquelas.
Aquí nace una necesidad
menos necesaria, menos
fraudulenta.
Esperé a que girara consumida
y
fuera más tenue la verdad.
Los dolores que compartes,
el rumor
extendido de lo que está bien
y se hace mal.
Los problemas
del espacio y la vigencia.
Estar ocupa un contenido.
¿Qué sentido tiene esperar a los cadáveres?
Meditan en cajas
de medidas mermadas.
Han invadido la cuenca las orugas.
Y ahora, su harina, solo es sal esquilmada
en sus simientes.