“Si, le maté por dinero
y una mujer. No conseguí el dinero ni la mujer.
Estupendo”
Ni el hueco estupefacto
que deben dejar
los que acaban de amarse
y no saben como despedir
a carne
y mechero
un consuelo,
licor,
la pluma lenta
y decidida
de un cuco
tras las nueve menos cuarto.
Suele ser un gran deporte
practicar el fracaso por diversión.
Yo tampoco volví a verla
se
despidio
como
se despiden
las
estrellas
de
cine.
Entre niebla
y alguna frase memorable,
que nunca consigo recordar.
"Somos demasiado egoístas para merecernos el uno al otro"
domingo, 22 de octubre de 2017
viernes, 20 de octubre de 2017
Antología de una despedida impresa: Jack Brown habla con Darlene
Jack Brown
desenfundó
desdeñoso su 38 desgastado;
El tambor,
entorpecido,
aflorado
y negro
en
el cañon
infinito como un túnel.
Resbala todavía fresca
la mejilla
compartida y ambiciosa.
Un último y largo labio.
Suena a onomatopeya atropellada
cuando irrumpe seca, y triste
la pregunta.
Mucha gente se conoce en los bares
para contarse mutuamente sus penas
y volver con sus esposas por la mañana.
O con las manos atadas.
desenfundó
desdeñoso su 38 desgastado;
El tambor,
entorpecido,
aflorado
y negro
en
el cañon
infinito como un túnel.
Resbala todavía fresca
la mejilla
compartida y ambiciosa.
Un último y largo labio.
Suena a onomatopeya atropellada
cuando irrumpe seca, y triste
la pregunta.
Mucha gente se conoce en los bares
para contarse mutuamente sus penas
y volver con sus esposas por la mañana.
O con las manos atadas.
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