lunes, 31 de marzo de 2014

Herencia. 3ª Persona

El sudor del sol siempre se pega en mi ventana.

Vivir con la precaución de levantar la persiana
ver que existe una especie de calor transparente
no apacigua el odio de ninguna madre.

Intento quitarme de la piel las manchas de un hogar sucio.

La constancia del polvo es a veces un terror intermitente
almacenado en el cráneo quebrado de las patas de mi mesa.
Los libros y los papeles ahora son parte del paisaje
que el lápiz desafía con un color a herencia pagana.

Ya que yo sólo se heredar lo que me dejan
nunca dejo nada más que mi vacío como regalo.

Alguien habrá que sepa rellenarlo
Alguien habrá que sepa heredarlo.

Prefiero ser triste, a ser un hipócrita.

Firme usted aquí.
Aquí.
Aquí.
Y aquí.

Enhorabuena es usted dueño ya de una memoria.
Espero que sepa darle mejor uso que yo
que sólo se escribir porque perdí todas mis fotografías.

Pero siempre heredo un futuro prestado,
un presente menos lejano
y un pasado que esta ahora aquí conmigo.

Mi herencia es una conjugación tan impersonal.
como que tenga que decir que hay amor
en una continua tercera persona.

Que singular, nunca existe en este verbo una persona  plural.


domingo, 30 de marzo de 2014

Nunca llamas antes de entrar.

Siempre llamo dos veces antes de abrir.

La primera por instinto,
La segunda porque no tengo educación.

Descifrar una violencia siempre es complicado
los portazos son palabras en clave de odio,
se resuelven así, de golpe, contra el marco.

No sé nunca como cerrarme, no quiero parecer maleducado.

jueves, 27 de marzo de 2014

Transición

Perdonad la gravedad de la voz, uno va teniendo ya una edad,
y la juventud es sólo una voz compartida por la generación.

Hay ancestros más eternos que el coloso indómito de la juventud.

Lo digo porque aquí me siento menos hundido
cuando entre todos levantamos la misma mano
rezando a dioses tan distintos como los credos
que cada padre enseña a repetir a sus hijos.

Buenos salvajes criados con la cautividad de una madre.

Nunca hablo de política, no me gusta comer en la mesa,
tampoco me gusta la compañía ofendida del tenedor
que pincha la carne roja de la revolución.

Hace tiempo que hablo como un abuelo.
Hablo lejano, como en blanco y negro,
Hablo como hablaría si tuviese edad.

Lo cierto es que para mi la juventud sigue siendo un estadio de memoria.
La experiencia se adquiere por edad no por patriotismo.

Defender una historia siempre se defiende desde el color
que se acentúa en la bandera, no siempre son los tres iguales.

Igual que no siempre soy el mismo color.
Supongo que padezco la misma enfermedad siempre.

Perdonad la tos y el carraspeo del cráneo, uno cree que va teniendo una edad.
Y ni siquiera he aprendido a pintar la bandera que yo quiera con mi color.

Da igual, al final la sangre siempre mancha las manos que sujetan estas astillas.

miércoles, 26 de marzo de 2014

Enigmas

La noche quema menos cuando es de día
supongo que nunca es tarde para amanecer.

De la misma manera, se despierta encontrado,
como con un pacto urbano de paisaje
los rumores apiñados de hormigón y alergia.

Será una primavera dura, con una flor ciudadana.

Ahora es menos verde el nenúfar de la piel
cuando la capital dirige la colmena rabiosa
que conversa con un sentimiento de enjambre.
Los sindicatos de las farolas no trabajan
si no es por imposición de una huelga de cobre.

Volverá a reír seguro.

Con un orgullo y una convicción clara de victoria
se impone siempre la rudeza estival de cada Marzo.

No seremos jóvenes para siempre.

Me regaña el invierno,
no entiendo la lejanía del verano,
igual que no entiendo porque me quito la camisa.

No hay piel debajo, sólo enfermedad nuclear.
A veces me pregunto como se puede odiar tanto algo que no existe.

Ahora imagina que eres tú el que recuerda, que no tienes memoria.

Ya no sé como te llamas, perdona debe ser que.

Intento.
Resolver.
Enigmas.
No.
Elegirlos.

Aunque he aprendido a ser menos distinto cuando me leo.

Siempre.
Orgulloso.
Nunca.
Invencible.
Amor.

Ahora imagina que eres tú el que recuerda porque no tiene memoria.


lunes, 24 de marzo de 2014

Escuela de Odio. EGB

Arena en vez de tiempo, me alimenta su mantequilla podrida.

Por dentro con el abrigo compartido
de la soledad desenfocada desde el borde,
no existe más enjambre que la rutina
que se impone a pesar de su semana.

La rutina de cambiar y ser siempre el mismo.

Te cambias la mirada, te miras sin la ropa,
te pones la lógica encima de la cabeza,
ya sabes, por si acaso piensas más
de lo que podrías razonar sin el color.

Ámbar con un olor frío de droga.
Últimos minutos de minoría.

La asfixia sólo es un recuerdo atrapado
en los icebergs que hunden la cabeza.
El límite siempre está detrás de dónde
pretendes llegar a pesar de forzar el daño.

Se aguanta Madriz desde la última d.

Decidir cada gramo de felicidad
siempre cuesta lo que se entiende por peseta.

25 duros a pesar de ser un chico malo.

El estómago siempre gira con la misma peonza
la infancia se impone por edad y por el odio de los padres.
No sé volver a casa sin una mano
que acoja las recaídas de un anonimato civil.

Escribís todos igual, siempre intentáis imponer vuestra tristeza.
Nunca entenderéis que cada nostalgia pertenece a pasados distintos.

Son intentos de heridas, de distintas vidas encontradas.
Te odio, largo.

domingo, 23 de marzo de 2014

Nineteenager´s

Muérdeme despacio.

Deja que la cicatriz se pudra lenta en la memoria,
que el nombre que se marca en el pecho
no sangre nada más que la sal esparcida de una canción.

Como un sonido de garaje.

El fetiche del olor de unas notas sobre otras
escriben canciones que hablan desde la depresión
de ser tal vez más comprendido de lo que uno gustaría.

Y es que, ser humano es mas común de lo que parece.

No puedo escuchar todo lo que me gustaría.
Soy sordo de nariz, y en mi garaje sólo duermen
los coches compartidos de una generación rebelde.

Apología de un movimiento de tristeza.

El ruido es el emblema de un niño educado
en los valores de una música unplugged.

Suelo machacar bastantes calabazas.

Lo cierto es, que es el sonido joven
de una mermelada adicta al sabor de la basura.

No controlo ninguna de mis adicciones
sólo se alcanzar el nirvana con la radio
inyectada en el dinosaurio junior de mi cabeza.

En continua fase R.E.M nunca duermo
en la salvaje maleza de los arándanos.
Píloto de un templo de piedra
me alzo otra vez contra la máquina
con la misma pregunta reivindicando
ser menos esclavo de este sonido.

Lo mejor de mis muchachos luchadores de Kung Fu.
Es el descendiente de una distorsión social
sometido a las cadenas de Alice.

Este río verde contaminado con el grito de los árboles
Comienza en las rayas blancas de las yardas de mi piel.

La locura de las estaciones no comparten más su fé
A veces me veo como un melón ciego.

Es como un eterno pimiento rojo caliente.

El perfecto agujero de un sonido de jardín,
cuando no queda más oasis
en el patio de recreo de Marcy.
De un niño con el espíritu enfermo desde 1994.



miércoles, 19 de marzo de 2014

Aseos

¿Alguna vez te has mirado como te debe mirar
los ojos interrogados de un espejo?

Lo pregunto por educación.

Por el extraño placer que debe sentirse
al comprender el extraño signo de puntuación
frente a frente.

Hay realidades bien distintas en un cuerpo de cristal.

Lo digo por educación.

Un cuerpo que se desnuda sin su reflejo
comparte el beso que se da con la piel en la memoria.

Sé que me obsesiona el tiempo.

Es curioso comprobar como un reflejo es distinto
a medida que recuerdas con quien compartes el espejo.

No siempre soy yo el que mira desde el otro lado.

En la mayoría de las ocasiones es la cabeza
la que se dice primero, luego el nombre,
después la piel fría de los fantasmas de vidrio,
seguido de un terror de lavabo
y pestillos que se echan por vergüenza
o masturbación adolescente,
descubriendo en el otro de enfrente
un amor impersonal e imaginario.

Siempre nos miramos de manera involuntaria aquí delante.

Aunque es triste como ver que nos falta siempre civismo
y nunca nos presentamos a nosotros mismos.

A pesar de que sea yo el que se presente
delante de un completo desconocido.

domingo, 16 de marzo de 2014

Hoy podría ser Lunes.

Como una chica desgastada de algún barrio perdido de Londres.

Así amaneces Domingo, curioso cuerpo de mujer,
para alguien que se acaba cada semana.

La migraña afónica que no recuerda que día es.

Nunca se que día soy, ni si dejo de vivir apartado,
como se apartan a un lado los lunes para dejar espacio
viciado de ruido y necesidad.

La crema está en la copa del café.
La tarde es, sin duda.

A lo lejos la línea dividida de las trincheras de las nubes
matan despacio el hambre de la luz que calienta un día.

Domingo, eres un nombre inestable y siempre vuelves al final.

Los principios siempre se quedan abiertos con la eterna duda
de la promesa de cambiar esta semana por la otra.
Pero aquí lo único que no cambia es el tiempo,
nosotros cambiamos obligados, es una imposición.

La constancia es la prueba más real de que existe este paso.

El martilleo vuelve siempre a la cadena
y la cuerda cuelga con un nombre diferente,

Lunes. Amaneces.
Martes. Aquí como cualquier día.
Miércoles. Decides.
Jueves. Te equivocas.
Viernes. Un nombre distinto de mujer.
Sábado. Memoria pretérita.

Y al séptimo día descanso.

¿Os dais cuenta?
Al final todo se repite.

Como al principio.

miércoles, 12 de marzo de 2014

Perdón

Perdón por las faltas de ortografía,
perdón por la falta de edad en mis poemas.

Tener la voz grave, hablar como si uno fuera viejo en su palabra,
implica la sabiduría fingida de un dolor autónomo de historia.

Pero no se puede tener experiencia sin edad
y yo siempre me quito memoria aquí,

Perdonadme, perdón por los nombres,
perdón por deciros aquí a cada uno de vosotros
como si diciéndoos dignificara mi sufrimiento.

Hacer penitencia es un ejercicio de auto-impunidad en decirse.

Y yo siempre repito los mismos nombres
aunque intento cambiar el final de la biografía,
os invento como me invento a mi mismo,
como un hombre agredido por la violencia de los años
y con una barba poblada de blanca vejez,
la voz, tal vez, firme en la ceguera
y la paciencia de un bastón sujetado con el puño,
el puño cerrado y terco de alguien anciano en sus explicaciones.

Escribir muchas veces implica dejar de conocerse para conocer a los demás.

Perdón, pido siempre perdón por no conocerme
por conocer los nombres que, sin embargo,
son como la etiqueta que califica la veracidad de un cuerpo,
un nombre siempre es una piel que nos ponemos
para que los demás nos conozcan.

Mi nombre deja de ser Alejandro aquí para poder entenderme.

Puede que la piel sobre si hay un cuerpo al lado,
sin nombre, sin fecha, sin relato o penitencia.

Falta impunidad para acusarse a uno mismo
para eso ya esta el dedo señalado de la familia.

Perdón por poner nombres en los poemas.
Muchas veces es cuestión de estética,
otras veces simplemente.

Es cuestión de pediros perdón más impersonalmente.




martes, 11 de marzo de 2014

11-M

Hay trenes cargados con la pólvora y el odio.

Las estaciones recorridas de Madrid
no esperan una siguiente parada.
Lo cierto es que 10 años después
siguen sonando los teléfonos
y suena la misma voz en los andenes.

Apología de un terrorismo de metal.
Se funde la carne quemada en los raíles.

Cuando el eco de la llama es otro fuego,
no siempre se arde con un sentido justo
lo merecido puede ser cualquier historia
que sin amor, o por llegar tarde al trabajo
te arrebata la libertad de decidir tu destino.

Quien decide hoy por ti es el verdugo que marca calendarios.

Podríamos haber sido la misma ceniza
que sufren las familias de Marzo,
Podría haber sido yo la hora escogida,
el vagón elegido de un 11 cualquiera.

La suerte no siempre es dadora de vida
y hay veces que quita más de lo que podríamos jugar.

Las estaciones de la memoria son como balas de revolver en una continua ruleta.

Disparan un recuerdo distinto que no calma
10 años de ira y tacto que cuestione la fe que gira
en un mundo que siempre carece, en cierto sentido,
de objeción que implique a Dios en nuestros actos.

Dime Dios ¿Por qué los abandonaste?

Las líneas ya no son amarillas y no distinguen
el abismo que implica pasar del andén al vagón.

10 años después la gente sigue comprometida
con la causa justa del valor que se siente al pisar
de nuevo y con olor a viejo y rencor estos trenes.

Hay Marzos que ni perdonan ni olvidan.

Yo personalmente piso este vagón
como si la cuestión del 11 fuera cuestión de valor y respeto
a una víctima que nunca tuvo la elección
de elegir para él una muerte más digna
y menos cobarde.

Porque Marzo no perdona, ni olvida.





lunes, 10 de marzo de 2014

Siempre es lo que Dios impone

Me acuerdo cuando decidíamos nosotros,
cuando argumentábamos que: Mañana no será lo que Dios quiera.

Exmilitante de una patria impuesta.

Mi cuerpo, sin banderas ni nación,
rebelde y con un mundo de pañuelos
miraba desde dentro de los ojos para afuera,
como debe mirarse la revolución.

Tener la vista cansada a veces supone un ejercicio de memoria.

Aprender a tocar la ropa usada de los lunes
nunca supone una guerra sin firmar con la piel.

Muchas veces me impongo una melancolía afilada con los dientes.

Muerdo la carne como se muerde un pecado
con el consentimiento y la alteración del orden.

Los besos siempre se dan en el mismo orden,
en diferentes lugares pero con la misma cotidianidad.
La curiosidad siempre es un gato de salón
y tú lo sabes que compartes muebles en el desván
alquilado de la lentitud pausada de la juventud.

Sólo se es joven cuando se entiende por desgaste la vejez.

Supongo que Dios es tan eternamente joven
como la experiencia repetida del que desnuda un cuerpo.

Comulgar es un acto de fe e insensatez.

Es masticar un hambre necesaria
con la gula prometida de salvar, tal vez,
la distancia entre un padre y un hijo.

Pastor de un rebaño de memoria.
No existe cordero que tenga piedad de nosotros.

domingo, 9 de marzo de 2014

Memorias de un rio dividido

Otra forma de vivir la inmensidad de Manhattan,
igual que se madura la tristeza de una memoria repetida.

Cuando te imagino así cotidiana y feliz.

Nunca me cuestiono los hoyuelos de la piel,
las arrugas reiteradas de un contacto de pellejo
de metal y hormigón armado de insistencia civil.

Las ciudades son los habitantes más capitales de la raza.

Amanece siempre un crimen de cráneo férreo.
El ruido de la máquina acaricia unos ojos de café
y obrero fabril de sindicato de sueño americano.

Los muelles edifican también el mar.
De la misma manera que se edifica una tierra sin nadie.

12 millas. Y la estatua ya es libre de sujetar la antorcha
que enciende siempre por las mañanas un sol encendido
eternamente por las luces y el neón de un disparo de East High.

Cada barrio es un terror distinto.
alimenta un miedo de dólares
y creencias de gospel a base de negra mano.

Puede que aquí Dios desnude a un hijo menos prójimo.

Sinónimo de clase baja, las ratas alimentan
el hambre de una rabia de estación central.

Perros de café y droga mediocre para gente humilde.

Supongo que se escribe a una ciudad cuando amanece
como se escribe a una mujer que despierta sin sábanas

Con la vergüenza que se sujeta siempre con cinturón.

Tapando lo que hay debajo por si acaso, más que nada.
Otras veces se regresa con la velocidad de los kilómetros
y los faros amarillos que enlazan rutina y avenida.

Sin venir. como viene siempre la hora de un reloj.

Las zebras cambian el paso a un color blanco de peatón.
Life vest under your seat.
Se despide siempre una voz como se despide la tez ruda
de subterráneo que recita de memoria la siguiente estación.

Existen muchas formas de vivir la inmensidad
pero es cierto que uno se siente inmenso cuando es parte
de algo más grande que él.

Más grande incluso que una la ley implacable de condado.
Más pequeño que una ciudad que amanece cada día dividida.

En una orilla colgada entre Brooklyn y la democracia del Hudson.


jueves, 6 de marzo de 2014

Homenaje, Marzo

La falda del tiempo siempre describe un beso distinto.

Y es así, como me gusta veros a vosotros,
pálidos cuerpos de un homenaje a Marzo,

No hay tristias en esta memoria
la verdad es que os admiro desde que tengo
uso de razón, aún por un uso desgastado y adolescente.

Queridos Alejandros.

Vuestro ejemplo, es el perfecto ejemplo
de como tener fe, paciencia y dedicación,
a un calendario de agujeros negros.
La constelación repetida que nada
en lo azul que existe en los ojos de la música.

Y es que aquí no suena el silencio.

Los dilemas de las llaves que guardan las esposas
no suenan tampoco a condena o a purga,
lo cierto es que un beso entre vosotros
nunca es como un beso repetido por la experiencia.

Es algo más mitológico como puede ser una ratonera
para habitar cuerpos de plumas y cabezas de león.

Este grifo, es un animal herido pero sigue majestuoso
frente a la delicadeza y dedicación que puede haber
en atestiguar en este aniversario un homenaje
al fuego fatuo que descansa en la amistad
de tal vez un viejo cementerio como es Highgate.

Es como un hada tatuada en la espalda
esperando soportar la magia que encierra
el sueño de una noche de verano.

Cinco veces negada esta oscuridad.
Aprendéis a amar aquello que comparte un mismo nombre
como sois vosotros un mismo nombre sin piel.

Puede que la belleza del infinito repetido de una nana
sea el único motivo digno y piadoso dentro de una colección
de poemas tan horripilantes como las escamas de una orquídea.

Pero si tengo algo claro es que Él, y ella.
Hablo de vosotros Alejandros.

No entendéis la enfermedad que existe en estas hojas.
Y eso es bonito. ¿Sabéis?

Porque vuestros nombres siempre prevalecerán juntos aquí.
A pesar de las comisuras tristes de una orquídea,

A pesar de que yo no quiera tener memoria
y vosotros siempre viváis en este poema recordando
el homenaje de Marzo que merece ser vivido así.

Con la misma esperanza con la que se besa la falda del tiempo.



martes, 4 de marzo de 2014

Being as an Ocean

Hoy Roma sabe a ruina.

El tiempo que da forma a la piedra
y da dignidad al mausoleo.

Así es como sabe el paladar que talla un beso.
A ruina, o como Roma.

No todos los caminos me conducen a ti.

He tenido que entender los cuerpos
como una obra intacta y sin historia,
un pasado fundado en el carácter
y la disciplina de los ojos.

Los pétalos de la piel a veces son espinas clavadas.

Nunca se viaja con la intención de ver mundo
se viaja por iniciativa de los pies y su pisada.

Aquí donde pisa el mar.
Su beso azul lame el margen de una lengua
que la dice intacta en su marea de entrañas,
igual que se pudre la época desde dentro
en la ocasión quebrada de unos años sin edad.

Es tan eterno el mundo sin nosotros.

Es curioso como mueren continuas lágrimas de sal
en una orilla que nunca le perdona un beso tan azul.
La espuma ahora es libre de ser blanca y arder
como se arde en la piedad de las sirenas
varadas en los cascos viejos de algún titán de vapor.

Ser como el océano.
Prural y sin opúsculo.

Supongo que debería acabar con alguna reflexión este poema.

Pero prefiero mojarme los pies y arder en un beso tan azul
que la eterna espuma de mi memoria me queme en un mundo sin nosotros.




lunes, 3 de marzo de 2014

Palabras Mayores

Son años entregado a la rabia y la repetición.

Aprender a odiar, sólo se odia por nostalgia,
por imposición del polvo repetido en la cabeza
el mismo que amuebla estas estanterías.

Son años entregado a aprender a respirar polvo.

Y así constantemente aprendo a odiarte por nostalgia.

domingo, 2 de marzo de 2014

Pieles

Me dices que no esperes que lo entienda
Mientras la interrogación surge de tu boca.

¿En que piensas?

Pienso en que me gustaría escribirte algo
o dibujarte así, desnuda.
Pero hay un inconveniente.

No sé dibujar.

Entonces tú me pides que te escriba desnuda.
A lo mejor te desnudo cada vez que te escribo
y tú no te das ni cuenta, o tal vez si.

Te quitas la piel cada vez que me lees, o te la quito yo.

Hablo de otro tipo de desnudo.
Hablo de como se desnuda una persona cuando lee lo que quiere oír.

En este desnudo siempre hay sitio para dos.

Siempre hay sitio para el que lee,
Y también lo hay, para el que escucha como te quitas la ropa.

sábado, 1 de marzo de 2014

Vértigo

Dime una cosa, ¿En que crees que piensan los de abajo?

Te lo digo ahora que desde arriba la perspectiva
el vértigo y las ganas de besar el cristal contra el paisaje
no ofrece ninguna resistencia a mirar desde un mundo vertical.

Te lo digo ahora que te miro como si estando arriba,
la sensación de abismo fuera tan constante como 
mirar la gravedad que cae desde arriba.

Y sin embargo, nunca cae un cuerpo dos veces igual.

Lo sabemos los dos desde el borde que palpita 
por arrojarse contra tus labios, o los míos.

Es curioso suena a suicidio, premeditado, 
y con una alevosía tan cruda como creer
que no sabes como me miras, así,
con ganas de matarte o de besar desde abajo.

Como se besa con los ojos cerrados.

Desde arriba todo parece más sencillo,
saltar sólo es una mala opción si no sabes
dónde puedes llegar a caer, pero un cuerpo
no cae dos veces igual, y esta es la segunda.

Huele como debe oler el salto de los puentes de las ciudades.

Hiede el pólen de los semáforos y los sufridos zapatos
de ciudadanos comprometidos con la causa y el progreso.

No sé como debe saber la sinceridad
pero lo cierto es que tus ojos oyen a los míos.

Y esta boca sorda, no conoce el tacto del sonido.

Vaya parece que todo carece de sentidos
si se besa desde arriba, para abajo.

Como quien besa después de entregar un regalo con los ojos cerrados.

Dime una cosa: ¿En que crees que pienso desde aquí arriba?