martes, 4 de marzo de 2014

Being as an Ocean

Hoy Roma sabe a ruina.

El tiempo que da forma a la piedra
y da dignidad al mausoleo.

Así es como sabe el paladar que talla un beso.
A ruina, o como Roma.

No todos los caminos me conducen a ti.

He tenido que entender los cuerpos
como una obra intacta y sin historia,
un pasado fundado en el carácter
y la disciplina de los ojos.

Los pétalos de la piel a veces son espinas clavadas.

Nunca se viaja con la intención de ver mundo
se viaja por iniciativa de los pies y su pisada.

Aquí donde pisa el mar.
Su beso azul lame el margen de una lengua
que la dice intacta en su marea de entrañas,
igual que se pudre la época desde dentro
en la ocasión quebrada de unos años sin edad.

Es tan eterno el mundo sin nosotros.

Es curioso como mueren continuas lágrimas de sal
en una orilla que nunca le perdona un beso tan azul.
La espuma ahora es libre de ser blanca y arder
como se arde en la piedad de las sirenas
varadas en los cascos viejos de algún titán de vapor.

Ser como el océano.
Prural y sin opúsculo.

Supongo que debería acabar con alguna reflexión este poema.

Pero prefiero mojarme los pies y arder en un beso tan azul
que la eterna espuma de mi memoria me queme en un mundo sin nosotros.




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