miércoles, 28 de mayo de 2014

Geología de un retrovisor

Se pueden tener manos arrugadas para un corazón joven.

A punto de nevar, la voz se alza blanca entre la piel.
Marrón, y con la misma resina que las legañas
pegadas en los bordes de los ojos, habitan búhos.

Los relojes no duermen tampoco por la noche.

Y las puertas cerradas de las habitaciones
siempre serán árboles difíciles de talar.

La paz es como el agua que duda si caer del grifo,
es un sonido en medio de la distancia salpicada.
Son charcos distintos los que se hacen con ceniza
y el mismo humo, que un día dieron calor estos pulmones.

Siempre me he preguntado a que sabe la tos.

Una calada de tráfico y alquitrán bajo la rueda,
el ruido de los bosques enfurece la naturaleza
metálica de las ciudades.

Automóviles parados como animales heridos.
Los años bisiestos se repiten dos veces cada cuatro años.

Yo me repito cada año, dos veces, mis veinte.

Hay piedras que son un error
las tropiezo cada cuatro años,
dos veces,
veinte pedradas y la llave todavía en el contacto.

La experiencia es un número par, no te olvides nunca,
Son necesarias dos personas siempre.

La que te tira de la mano y la que esconde la piedra.

martes, 27 de mayo de 2014

Cremalleras

¿Se puede ser sastre sin piel?
Me lo pregunto porque la guerra se mide en Navidades.

Pies de trinchera.

-``No conozco otro pasaporte que el invierno.´´

Me lo dices como si el frío fuera algo temporal,
fuera de estación, o una moneda blanca sin bolsillo.







viernes, 23 de mayo de 2014

Viva la República

El amor es tiempo de posguerra.

El hambre inmerecido con el que se cría
una generación inexperta de muertos
en tumbas ajenas de memoria y victoria.

Aquí no hay vencedores ni vencidos.

La guerra, la guerra nunca cambia,
es desnuda y la piel siempre juzga
un bando distinto del beso dado
desde el otro lado de la verja.

Es tiempo de frontera y patriotismo.

Llagas de exilio y ciudades como Guernicas.
El amor violento, la feroz luz que anuncia
el holocausto propio de habitaciones concentradas.

Los pijamas de rayas y la ropa interior sucia.

Apología de un labio desnudo desde dentro
se escupe siempre a la raza débil de los cuerpos
que en su día fueron marcados al nacer.

Se nace con la condición de ser libre.
Para elegir una condena ocupada por otro.

Yo elegí no quererte con pantalones o sin ellos.

Es un régimen autoritario el de besar dos veces
siempre y nunca, a la misma persona en distinto lugar.

Primero aquí, se besa, la memoria histórica.
Después allí, se besa, donde nunca más se hará.

Soy partidario de la poesía social y comprometida
estoy cansado de poemas que hablan de amor.

Y nunca han besado a una mujer, a pesar de una guerra civil interna.






miércoles, 21 de mayo de 2014

Yo, abre

Un beso de plata para la piel de Judas.

Así es como debe de saber el tacto de la acera
cuando se mastica el asfalto desde el hierro
y la madera de los portales sin número.

3 veces golpeada la misma puerta.

¿Quién es?
Yo, abre.

Nunca decimos el nombre para abrir una puerta,
¿Por qué iba a ser distinto dar así un beso?
sin llamar, sin nombre.

He preguntado por ti a dos personas distintas
y las dos coinciden en que no saben como me llamo.

No debe ser tan distinta la vocación de un diccionario.
Castigado a decir siempre nombres, pero sin amor.

Son las palabras las pieles mas desnudas de la lengua.

Quitando ropa, como quien quita el barro triste
de un niño sin edad, se mancha igual los pantalones,
por debajo se pega siempre la misma soledad marrón,
la felicidad tardía de los parques y la memoria
del péndulo más horizontal con el que simular
rozar el cielo desde abajo con los pies.

Todo es más sencillo sin palabras,
piensa que no desnudas a nadie
si no le dices como es así desnudo.

Quitame la lengua, tengo que hablar contigo.

Perdóname el ser así, torpe y con las manos ocupadas.
Ocupadas en pensar desabrochar los botones
y sostener la dignidad débil que se pierde según
bajo la cremallera y llora la ropa en su interior.
Las lágrimas dulces, de los ojos de tu ropa compartida.

Ser joven y revolucionario no está pensado para alguien que nunca envejece.
Por eso sé que nunca podré amar a nadie que haya tenido mi edad.
Antes que yo y después de ti.

La ira siempre es noble en manos inexpertas.
Igual que la resaca de un nombre sin edad.




viernes, 16 de mayo de 2014

Pieza a pieza

Soy joven y viejo.

La violencia es una responsabilidad
es lo más justo con el cuerpo.

Hoy me he dado cuenta de algo
soy una persona inexistente,
no deberías estar aquí,
yo, no debería estar aquí.

Y aunque me ves, estoy vacío.

Fracasado y obsoleto
como una palabra fuera de lugar de Camus.

Y los parques no lo entienden,
están terriblemente solos.

Igual que se es terrible solamente
de niño y con el egoísmo impropio
de las manos ocupadas del desuso de los ojos.

Cuando me acostumbro a respirar
la mente oxida la memoria vestida
de ropa, nombres y cuevas habitadas.

Los hogares más tristes son los que se comparten por desorden.

No ves acaso que no veo nada.
Que nada se ve nunca como lo ves tú.

Giro dos veces los manillares de las puertas
por si la primera vez que entro no hay nadie,
pero siempre está ocupada la habitación
de una intimidad tan seca que las espigas
alimentan un trigo gris de gotelé y cuadros
          torcidos
a
           mitad
de
                           estrofa.

Soy muy violento, con la boca
escupo la misma saliva
cuando pienso en ti,
que cuando lubricaba tu vergüenza.

La vergüenza de mirarte aquí debajo porque arriba no hay nada que decir.

No me jodas otra vez.
Bastante violento es poner, otra vez, aquí tu nombre junto al mio.

Al lado
              de
 las
 fotografías  compartidas
           que
 están tan rotas
     como
este
     último
                 verso
que
     intento
escribir

             pieza
a
   pieza.

Memoria siempre es el mismo nombre de mujer para todos.

domingo, 11 de mayo de 2014

Femme Fatal

Besas como si no fueras mujer.

Como si el cuerpo fuera un régimen.
Independencia, noir, cigarrillos y tacones.

Traficantes de zapatos y alquitrán.

Bebes igual que besas.
Con el color rojo y sinvergüenza
que afirma la ropa interior.

Me desnudas igual que bebes.
La sed no se puebla igual que el sudor
cuando sujetas una copa menos política.

El glamour compartido de los labios de tu coño
es una caja más negra que la esperanza vendida de Pandora.

Prometeo ya lo hizo una vez y yo desenrosque todas las bombillas.

Deja de joder, no es amor el choque empujado
que te mantiene sujeta a cuatro patas encima de la cama.

Perdón por la brusquedad,
soy un hombre diurno
no entiendo el lenguaje clásico.

Es como si fuera el retrato de un crimen cinematográfico.

Educado fuera de campo
no sea que sientas la necesidad de ver
lo que nadie quiere ver.

No sea que no haya espejo mientras te folle en el baño,
funda, a propósito de mí, todas las bombillas
y la sombra sea una excusa para no saber quien soy.

Sé quien soy, extradiegético, siempre fuera de cuadro,
con la puerta cerrada por si viene Jung a preguntar.

Homme fatale, igualdad para todos.
Hesiódico bíblico y ancestral.

Hasta la más digna se agacha.

No es machismo, es reivindicación,
yo también quiero sentirme más mujer.

Aunque sólo sea, porque ahora me encuentre fatal.


jueves, 8 de mayo de 2014

Dálmatas

Existo como un ejercicio continuo de memoria.

Me recuerdo siempre de la misma manera.
Nunca he tenido una forma de pensamiento
distinta a ti, o a la forma en la que se mira
el retrato humano de un cuerpo fresco.

Los nombres son continuos ejercicios de memoria.

Soy de esas personas que al leer mueven los labios
para saber si realmente dicen algo, o leen por decir.

Te digo de memoria.

Te leo como quien ojea una revista de párpados.

Leer es un ejercicio continuo de olvidarme
porque nunca me leo dos veces igual,
si la primera la digo sin mover los labios
y la segunda señalo las palabras con el indice.

Así es como se delata a un mentiroso.

Se señala y se toca desde la uña para fuera
para que la huella no manche la hoja.

Los hombres tristes nacen manchados.

Yo lo sé, porque cuando toco un cuerpo,
dejo mis huellas por toda la piel
y se confunde lo que hay debajo
con el sudor que trabaja por arriba.

Masturbar un cuerpo con las manos
es un ejercicio continuo de memoria.

Sé que lo sabéis.

Siempre pensáis con la uña para fuera.
No sea que manche.

jueves, 1 de mayo de 2014

Vigilancia

Mira debajo de la cama hay monstruos dormidos

Hay memoria y polvo debajo del colchón
las historias de la carne y el frío del invierno.

Mira dentro del armario hay ropa sin usar.

Siempre hay un pijama más salvaje,
un botón sin usar,
y un pantalón sin bolsillos.

No me convertiré en una página de la historia ajena.

No seré nunca el nombre de otra persona
que ocupe un lugar distinto en otra piel compartida.

El insomnio es un peso que cae en los párpados
y se comparte en las legañas.

Las habitaciones son librerías de cuerpos
coleccionan una intimidad,
una forma de mirarse debajo de la cama.

Se aprende a dormir por repetición.

Me lo digo una y otra vez.
No sea que los ojos actúen como cicatriz
testigos despiertos de lo que ven
o dejan de ver siguiendo viéndose cerrados.