viernes, 23 de mayo de 2014

Viva la República

El amor es tiempo de posguerra.

El hambre inmerecido con el que se cría
una generación inexperta de muertos
en tumbas ajenas de memoria y victoria.

Aquí no hay vencedores ni vencidos.

La guerra, la guerra nunca cambia,
es desnuda y la piel siempre juzga
un bando distinto del beso dado
desde el otro lado de la verja.

Es tiempo de frontera y patriotismo.

Llagas de exilio y ciudades como Guernicas.
El amor violento, la feroz luz que anuncia
el holocausto propio de habitaciones concentradas.

Los pijamas de rayas y la ropa interior sucia.

Apología de un labio desnudo desde dentro
se escupe siempre a la raza débil de los cuerpos
que en su día fueron marcados al nacer.

Se nace con la condición de ser libre.
Para elegir una condena ocupada por otro.

Yo elegí no quererte con pantalones o sin ellos.

Es un régimen autoritario el de besar dos veces
siempre y nunca, a la misma persona en distinto lugar.

Primero aquí, se besa, la memoria histórica.
Después allí, se besa, donde nunca más se hará.

Soy partidario de la poesía social y comprometida
estoy cansado de poemas que hablan de amor.

Y nunca han besado a una mujer, a pesar de una guerra civil interna.






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