el aguijón inmediato
de las coronas de muérdago.
Tocarte y fuga.
Castigado al rincón de pensar
reza la pared:
Beatus vir qui suffert tentationem,
quoniam cum probates fuerit
accipiet coronam vitae.
Apología de una memoria infranqueable.
Inútil, peregrina.
Incómodos y extraños,
a veces imagino que te encuentro.
Sin embargo este salón,
sigue mostrando
una escena cotidiana,
infinita.