viernes, 31 de mayo de 2013

Aquí como cualquier Martes.

¿Estás aquí Dios
tan digno, vacío, sencillo y solitario
cómo siempre?

¿O la vida acaso te castiga lejos de mí?
De mis palabras sencillas
que te crean frágil penitente
de las misas vacías de mis labios,
de los que beben tu sangre
y son pan de vida.

No estás aquí. Alomejor nunca has estado.

¿Acaso vives si yo te digo?
¿Te creo yo en mi mundo 
como máxima de vida y sentencia?
¿Rezo yo las bendiciones 
con las que cada día justifico
la muerte de nuestros hijos,
de todo lo que hemos creado?

Porque alomejor así es Dios.

Un hombre frente a una página en blanco.
Lejos de casa y cualquier vida posible.
Apartado, solitario y sencillo como mi palabra.
Esta palabra.
Capaz de crear vida y a Dios.

¿Acaso no es normal sentirse como Dios aquí?

Ante la inmensidad y la tentación de crearte
desnuda y primitiva Eva. Amor de los hombres.
Madre esculpida del barro gris de mis manos
manchadas de pecado y Dios.

La verdad me encuentro muy bien aquí.
Tan vacío, digno, sencillo y solitario.
Como siempre.