martes, 12 de marzo de 2019

Háptica

Tu cuerpo transparente
cabe en la dimensión
de la grieta
de un incendio
en un jardín de luces.

¿Dónde nace el fracaso
de la anarquía de sus rayos?

Cuando plantaste
la semilla del calor,
atrasado e imposible.
¿Para qué necesita
la carne recordar,
traicionada y desnuda,
tu herencia
de luciérnaga apagada?

Tampoco los modos
y formas
del verbo hacer.

Hubiésemos temblado igual,
después,
con el crujido
aparentemente tranquilo
del silencio en la herida.

No engrandece su
chasquido hambriento
de gravedad aplastada.

Es la justicia del momento
que envenena
un animal sin manada,
todavía en pie.

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