viernes, 6 de diciembre de 2013

1:16

Los pensamientos que nos asaltan de repente por las noches,
nunca son buenos compañeros de cama.

Tampoco suele ser la mejor compañía,
este espacio tan cargado de memoria.
Son las 3 de la madrugada
y mi cuerpo ya no está aquí,
tampoco la cabeza ha aprendido
a hallar patria en el calor de una buena cama,
una buena mujer, o una simple conciencia,
tranquila:

Los momentos de insomnio son los mismos
que nos enseñan a dormir o a domar.

A intentar domar lo más propio de una hora como esta.

Silencio, mucho silencio,
pero no te equivoques
aquí, en este silencio no hay paz,
no hay vencedores,
solo vencidos.

Tan solo sé que odio este silencio
de la misma manera que odio
este insomnio que no me deja domarme por las noches.

Buenas noches a ti también.







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