miércoles, 22 de enero de 2014

Pantalones

El desnudo de un cuerpo,
la imagen pura de su verdad
la vida que renace lejos en la piel,
la piel escarbada de una pasión inútil.

Nunca hallará paz en la memoria.

Y yo te imagino siempre desnuda.

Como una cruz astillada en su madera
tu cuerpo, lo que queda de él en mi, Irene.
Sólo sabe habitar una habitación con ojeras
con el lapidario sonido fúnebre de esto.

Bastaría decir que es silencio.
Pero el silencio hace mucho más ruido
aquí arriba en una mente sin habitar.

Muchas veces te imagino desnuda.
otras veces te visto despacio
te pones mi camisa por encima de ti,
desnuda, y sales andando por la puerta.

Otras veces me imagino así como tú.

Desnudo, pero como un desnudo clásico,
en el mármol frío que retiene en su tez rocosa
la infinita terquedad del tiempo.

La gente no lo sabe pero siempre lo intuye.

El verdadero daño de un desnudo
nunca se ve a primera vista, con estos ojos.

El verdadero daño de un desnudo
está en recordar lo que una vez te quite
y ya no podré volver a observar jamás.

La piel escarbada que duele a la vista.
Creo que es hora de que me suba los pantalones.


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