Aquí desterramos a
los hombres.
Entre mundos
clásicos, idiomas solitarios,
magos adolescentes,
piratas confinados en
la plata,
románticos enamorados
de la luna,
calles grises de
París,
tragedias inmortales,
batallas en países
inventados,
lágrimas de Neruda,
hombres que sienten
inútiles
las pasiones de
vivir,
cielos que son cielo
de este cielo,
sueños que sueños
son.
Aquí mueren nuestros
héroes.
Porque
los hombres somos hijos de los hombres.
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