miércoles, 19 de febrero de 2014

NH Hoteles

¿Alguna vez has visto el silencio?
¿Has besado alguna vez el rito átono que se cierra tras la puerta?

Esta habitación de hotel es un fuerte sin bandera.
Si faltas tú, atacando como un indio herido,
rodeando mi cuerpo con tus señales de humo
tus pinturas rojas en la cara, y la pipa que aspira
el polen que habita en el corazón cuando
miras de reojo el estrecho baluarte
que azota el horizonte ondeado de las sábanas.

La estepa seca que pide agua o lluvia, la cama,
los cuadros torcidos y los pomos caídos.

Hay suciedad en la cocina, así es todo más cotidiano,
más natural el paso del tiempo que se reserva 
en una habitación compartida de hotel.

El teléfono siempre cumple como un servicio inútil de habitación.

Inútil como esperar con los pies negros
firmar una tregua que no calmará tu vida,
ni la mía.

Maldita sea.

Creo que he vuelto a dejar la llave en recepción,
bueno así la excusa no será tan pobre 
cuando pienses que esta habitación de dos.

Es únicamente, un fuerte sin tomar.

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