martes, 4 de febrero de 2014

Como cualquier Martes

La identidad es sólo la excusa.

Pides permiso, te quitas la camisa
levantas el mundo desde la calle,
caminas como si no fuera lunes,
invitas tal vez al chico azul
que conduce en el espejo de los coches.

Andas como si fuera martes.

Bajas las escaleras
y sentencias el roce
urbano de una barandilla
con el desprecio de los pulgares.

Corres como si nunca fuera miércoles.

Habitante de la jaula de metal y grillos
tu metro sólo se distancia de una parada.

Cierras los ojos como los Jueves en la parada de La Estrella.

Vuelves como una noche sin resaca
con el oleaje plateado de la luna beis
que recita versos de soledad incomprendida
e historias que terminan cuando cierras
cada puerta del hogar que nunca habitas.

Miras con la esperanza del Viernes.

Comprender una pared pintada
la tierra de nadie, lejos de la cocina,
el trono frío póstumo de reyes y hombres,
te lavas con el frío del mármol.

Vives en el significado del Sábado.

No significa que sea cierto el fin
pero en cierto modo acabas la semana

Y te das cuenta que vives un Domingo sin Irene.

Y pasan las semanas aquí.
Como cualquier Martes.



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