viernes, 13 de enero de 2017

La reflexión impresionista, el destino postimpresionista y la pornografía hard-core

No estoy seguro,
pero cuando el
peso silencioso
de tus ojos
nos ahogaba
en aquel termino
sin pactar de rendición.

Brotaron diminutas
bocas fieles al sudor.

La piel llora cuando
otro cuerpo ahogado
como ella, le da calor.

Aquello que se abandona
dulcemente, oxidado
entre las mejillas de
los dedos,
repta de domingo en domingo.

Defendíamos atrincherados
la custodia
y la perdimos para siempre.

Enséñame un nombre
que no sea nombre
de otro nombre.

Que no naciera del beso
en tus rodillas, ni de aquel
aroma de cuerpos acercados.

Algún día este dolor solo será hueso.

Hasta entonces criaré
cuervos en mis cuencas.

"El espantapájaros parece humano cuando llueve"

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