lunes, 16 de enero de 2017

El análisis generacional tras la Contrareforma Puritana (una crítica yuxtaposicional)

Ignora la sangre
su color o pertenencia,
esa esquirla rubí,
palpita colosal
de aorta a aorta.

Baila la luz amontonada
a nuestro alrededor, joven
y ajena al derramamiento.

Algún día sonreirás
convencida de que
enfermar de tiempo
no es tan grave.

Esta no es la primera
vez que el silencio
afila un recuerdo
abandonado o incompleto.

Y no es grave
cavar profundo,
dentro,
dónde lo extraño
es la piel.

Dónde es extraño encontrar
algo que nos recuerde.

Que el tiempo no cura nada.

Porque no se puede curar
algo que enferma prematuro siempre.

Y te devuelve a mí
por mucho que él vaya hacia delante.

Y tú ya me hayas dejado atrás.

Sucedió igual que cuando
eramos niños y crecíamos
sin dar cuentas a nadie.
La voluntad anónima
de los dioses contemplativos.

Es abominable pensar que algo
tan leve y delicado
sea tan cruel consigo mismo
cuando ocurre.

Nacer,
Crecer,
Explorar la geografía de un cuerpo.
Ser adulto y precavido.

Y envejecer de viejo.

Te das cuenta cuando es aleatorio
pero le ocurre a todo el mundo.

No es justo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario