miércoles, 28 de diciembre de 2016

Petite tige de bois qui s'enflamme par friction

Si cada dedo
fuera una cerilla,
su fósforo hosco,
la brevedad
de la chispa
muriendo para
alumbrar tímidamente
las antorchas
en las grutas
que se hacen
al sujetar un cuerpo
en la fuerza del orgasmo.

Hasta convertirnos en fantasmas.

¿Y si mi castigo fuera
como apagar una luz
en el infierno?

Tocaría hasta arder el cuero mudo
envuelto entre tu cuerpo y el mio.

Hasta convertir en despojos
la sed húmeda en tu torso,
memorizando la pira
hueso a hueso.

En la yema de la aguja.

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