viernes, 30 de diciembre de 2016

Cuarto menguante

Rodea fina las cerdas
de la cuerda apretadas
como un rumor suspendido.

Muerde la yugular
pero no brota
ni corren manos
cerca de la verticalidad.
Y se estremece
el recuerdo
pero no llueve.

Tampoco tiene clima
el globo marrón
atado a tus pestañas.

Huele al dolor alineado
de un cuerpo en el delirio.

No hay tanta diferencia
entre el orgullo y el orgasmo.

Traga, saborea, conjúgalo.

Ambas palabras dependen
de plurales sin prejuicios.

El clímax alcanza la vértebra
cuando se rompe a la altura
del corazón y bombea nervioso
una imagen derrumbada.

La nieve y las flores
en paz, se tocan delicadas.

No existe orgullo en el color
de sus lunas.

Unas veces negra y escondida.
Otras plena y blanca.




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