domingo, 4 de diciembre de 2016

Cárites

Y si es verdad que nacimos para morir

Quiero que en la quietud
de la mano tirana e incompleta
del puño del corazón de los leones;
Descanse el holocausto en
su pedregal.

Que las estatuas sin huesos
y las alas caídas de las
hermosas piedras de los ángeles

No manchen el Rosario de la madre.

Oh, piedad,
Oh, clemente aguja.

Que tu ceguera no sea nada más
que los ojos que comparto

Cuando intento mirar para otro lado
y lo único que encuentro
es la expresión afligida y serena
de la mujer que ato sus manos
con lenguas de serpiente.

Salve, Regina, Mater misericordiae,
vita dulcedo, et spes nostra, salve.
Ad te clamamus, exsules filii Hevae,
ad te suspiramus, gementes et flentes,
in hac lacrimarum valle.

Fruto del vientre, reina sucesora
caminante entre camelias.

Y si es verdad que todo esto es cierto.

Nací equivocado, crecí en el horror,
en la expresión más aguda del
rostro inexpresivo de las figuras
que observan el tiempo posado
en la vena inerte del alabastro.

De que valen tus exequias de oro;
Si todo lo corrompes en el beso diario de la gracias.

"Con júbilo florece la belleza"

Aunque nazca todo de ti.

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