miércoles, 20 de agosto de 2014

Marino

Naciste viejo y con nombre de agua salada.
O así te recuerdo.

Anciano.

Mejillas arrugadas y ceño patriarcal
las manos cansadas de trabajar
hijos de los hijos.

Lejos de la severidad del mar.

Nos has curado a todos la infancia,
hemos crecido con sal en la piel,
sangre de hermanos y recogidas del colegio.

Me enseñaste a tener edad para volver a casa.

Quiero aprender a ser mayor perdonarme la vejez.
Madurar la compañía para cuando tenga que morir solo.

Me da miedo el tiempo y que no me perdones.

A día de hoy no me perdono, lo sabes bien, llevo 20 años sin hacerlo.

La gente mayor es necesaria
¿Quién si no sembraría estos parques de nietos?

Parques jóvenes en la experiencia de formar gente adulta.

Espuma de tierra para dentro
de hierba que crece hacia arriba
barro en los primeros nombres.

Marino. Viejo lobo de mar.

De mayor quiero ser como tú.
Pero me da miedo,
no tener el coraje de ser capaz
de perdonarme.

De no volver nunca a casa adulto.













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