viernes, 18 de julio de 2014

Cocaína

Caín mancho esta cara con su tinta.

Con la misma suciedad que un poeta muerto
la violencia del humo encharca el pulmón,
es negro el color con el que aspiro el aire,
un cementerio de alquitrán saturado de piel.

Respira la infancia, vuelve el hedor del sudor de la primera corrida.

¿Crees que es distinto un beso si se da de verdad?
Cambia los dibujos impostados de las uñas,
una espalda roída pronunciada con orgasmos.

Asesinarte a borbotones y morir ahogado por la ropa.

Trae la cuerda, vuelva a atar las manos,
los pies colgados desde abajo,
una cama es un ataúd cotidiano día si día también.

También se puede morir de esto.

Se puede preguntar dos veces antes de entrar,
pero al otro lado siempre habrá una respuesta anticipada.

Que horrendo es ser feliz desde la garganta.

Escupe los restos de bilis, traga saliva,
y espera que no escueza al salpicar.

Una primera vez decepcionante para alguien acostumbrado al mármol.

Directo a la cabeza, el disparo se escucha después del gatillo.
Pero nunca me da tiempo a oír lo que pienso.

Prefiero no pensarlo y apretarte igual
Directa a la cabeza, con el mismo sabor que la droga.

Consumido y con la misma necesidad repetida.

Aprieta fuerte los dedos y bebe de sus migas,
pan y melodía.

Sólo oigo a un cuerpo repetido por la necesidad.

Necesito encontrar palabras difíciles,
dar la sensación de que lo que digo es profundo y complicado.

Y no la justa realidad.

Soy un drogadicto acostumbrado a follar sucio.
pero esto no suena poético y no parece relevante.

Supongo que pesa la heroína distinta en cada brazo.

Pero tu pinchas mi cabeza igual.

Con una necesidad repetida y absurda
que consume un cuerpo acostumbrado a cortar cristales.

Es difícil admitir una adicción, es profundo y complicado.

Como cortar un cuerpo con el mio para consumirse así
con la misma enfermedad y suciedad con la que te pienso.

Todo esta en mi cabeza, ahora que se que existes
y que eres así, que no eres real, puedo masturbarme con sinceridad.

Joder, deja de cortarme, el amor duele y me sangra la nariz.

No hace falta probar la cocaína para saberlo,
prefiero olerte el pelo y colocarme del derecho.

Más real que el propio efecto,
estupefacto.
                    Perdón,
    estupefaciente.

Sorprendente, contigo nunca doy crédito.
Me deniegas todas mis tarjetas.

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