jueves, 3 de abril de 2014

Ropa Interior. Calzoncillos

La edad es el imperativo más gris de la tristeza.
Me llamo Alejandro tengo 20 años y estoy triste.

Se es triste por convivencia con el pasado,
por conocer una canción con un nombre,
una habitación, una cama, una situación,
un verano, una casa, una noche, una parada de metro,
y una excusa absurda por no saber amar.
Casi tan absurda como plantear que algo
debe de acabar por razones sociales
como por ejemplo ir a la universidad.

No hay razón social más pobre que la de un estudio universal.
No hay peor dolor, que el comprender que ya no duele.

Y esto es una realidad social,
igual que la igualdad no existe
y es algo tan arbitrario como
pactar que todos somos iguales
a la hora de morir e ir al cielo.

El infierno de los cuervos sudando la piel de un sol que no calienta.

Conozco formas de morir o de matar.
Querer amar a alguien es una convención social.

Es el manifiesto comunista más materialista que conozco.
Comunista porque supongo que es común el dolor para todos,
por lo menos se reparte de una forma por igual a toda la clase.
Y es que el amor más crudo es el de clase obrera.

Cruje despacio el pecho y deja que se rompa en acústico.

La verdad no hace eco aún perviviendo el sabor de la mentira,
la verdad es que soy un mentiroso y tengo la boca podrida de verdad.

Mi voz es tan grave como un poema herido.

Escucha las palabras, presta atención:
Colecciono oídos que se visten con el sonido de fondo de una cremallera.

Quién habita detrás de la ropa, no soy yo desnudo.
Puede que sea el mismo pájaro de piedra que aspira
a ser la gárgola eterna protectora de terrazas y vistas cansadas.

Te regalé mi vista cansada cuando te quería quitar la ropa,
te escribo ahora que tengo todo que decirte y nunca te lo dije
porque para mi la palabra muda significa una ropa más interior.

Lo cierto es que mis palabras mudas son desnudas y muy necias.

Me compré una casa con vistas a ninguna parte
por si alguna vez se me olvidaba dónde estaba,
o dónde te quedaste tú, cuando me cogías la mano
por debajo de la mesa para que nadie nos viera.

``We were just kids´´

Lo digo en ingles que es el idioma de tus piernas.
Lo digo sin acento porque es en lo único que pienso.

Intento pensar en ingles, y en ti también.
Izar ruido es negar esperanza.






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