jueves, 28 de noviembre de 2013

Tierra de Nadie


Es una patria difícil la nuestra.
No conoce la fatiga del idioma
sus fronteras cerradas.
Tampoco conoce el idioma de la lluvia
de los cuerpos arrastrados
contra las fronteras sórdidas
que separan el beso tan extraño
y ambiguo de nuestros mundos
Una frontera no conoce de cuerpos
no te conoce a ti, las fronteras siempre
son tierras extranjeras hasta para
los habitantes más salvajes de sus casas.
Pero yo aprendo a viajar cada vez
que me llamas por teléfono
cuando me perdonas la aduana
y tu habitación se parece a los hoteles,
llenos de personas desconocidas,
frías, insolentes y grises, sin patria ni frontera.
Alomejor es que me conformo con tenerte
como origen, o como causa digna de mis viajes,
Siempre lejos de ti, pero cuidado con himnos
y banderas tomadas como excusa.
Aprendes a amar un país cuando amas a su gente.
Yo te amo a ti, me gusta entenderte como un hogar
al que poder rendir cuentas, por el que tomar tierras,
por el que vivir con la esperanza de cruzar sus fronteras.
A veces un cuerpo se puede entender sin papeles
pero nunca sin orgullo o pertenencia de su tierra.
No hay emigrante más extranjero
que aquel que no aprende amar sus raíces.
Pero no hay hombre más solidario
que el que aprende a compartir contigo su corazón,
Sin patria ni fronteras.
Como tú cuando me llamas por las noches
y yo finjo estar cerca de ti.
Aunque tu cuerpo a veces me parece un viaje
cansado y muy lejos de mi.
Es un país difícil el tuyo,
sin mar, sin otoño, sin soledad.
Nadie lo conoce, pero todos lo quieren tocar.



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