Canto
a la cólera y a los hombres
pero, también te canto a ti.
Tú
habitante de ciudades deshabitadas
héroe
nocturno de la luna de los taxis
corazón
de las miserias callejeras.
También
te canto a ti.
Puede
que tu historia, habitante,
no
sea distinta de las grandes gestas,
que
tu vida sea una leyenda repetida
entre
olas de asfalto, rascacielos olímpicos,
caprichosos
con sus cielos temerarios del cemento,
titanes
urbanos.
Uno
de tantos y distinto de tan pocos.
Y
tu historia, habitante, fundará nuevos mundos,
mundos
de automóviles y calles estrechas
de
tranvías breves, vagabundos de raíles,
de
políticos de barro,
de
televisiones cotidianas a partir de las tres.,
de
revoluciones impuestas por aquellos
capaces
de renunciar a sus sueños.
Quiero
decir, habitante, que tu odisea
no
será distinta de aquellos viajes
inspirados
por musas clásicas.
Seguramente
tus sirenas duermen
en
los vasos ahogados de los bares,
tus
reinos dominaron habitaciones
con
números de hotel y noches mal pagadas.
Y
el amor este amor tan trágico
vivirá
más allá de los aeropuertos
y
el azar de sus aviones.
Habitante,
viajero, hombre,.
También
te canto a ti.
Aunque
ya no queden héroes
ni
ciudades que fundar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario