domingo, 1 de junio de 2014

B3

Tengo 20 minutos para no saber quien eres.

Te subes con prisa de periódico,
los labios pintados de universidad,
la misma piel cinematográfica y decidida
acostumbrada a la alfombra roja de estación.

Como un voyeur sin vocación, no tengo gafas.

Debes de ser como acariciar el cuadro de un paisaje,
con el mismo color real y permanente de una fotografía.

Y aún así sabes, que las vías no son las únicas que te miran.

Femme Fatal guardada en una vieja caja de latón.
Al menos sabes perdonarme y no delatar que soy torpe
entre el traqueteo y la gente dispuesta a compartir
su intimidad, aunque sea por educación de 10 viajes.

La línea 9 es una línea muy delgada.

Y me da igual,
no tengo prisa y tú tampoco nombre.

Extranjero ferroviario siempre pueblo el mismo yermo.

Pero siempre te miro igual:
Torpe,
educado,
con menos de 10 viajes,
delgado.

Y con la misma vocación del que tiene 20 minutos
para no saber quien eres, ni como te llamas.

Sólo sé que soy siempre el mismo chico zurdo
que se baja después de ti, y con las gafas apretadas.

En la próxima estación







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