domingo, 12 de febrero de 2017

Goteras: Analogía antropomórfica y extrapolable al concepto existencial del absurdo

En que momento
mordimos
la juventud del agua;
Su hemorragia
azucarada y transparente.

Cuando nuestra
inesperada experiencia
nos recordó el fin popular
de los sentimientos
en el otro.

Lejos de ser exacto
                     o correcto.

No recuerdo ninguna
luz perezosa que amaneciera
despacio, como si se escondiera
detrás de alguna cortina
desnuda
en la que entrometerse.

Y su tragedia
el cadáver balanceado
de días que pasaron
ya sobre un calendario
poco hospitalario.

Los días se repiten
           y sigue muriendo gente.

¿Por qué se entrometió el tiempo en nuestras 
             vidas?
      Es una decisión 
intolerante y lastrada.

La escena marginal se repite:
-Abro el grifo, sigue corriendo
el agua, y me parece que lo hace
de forma desordenada.

El caos es una cantidad incontrolable.

Pero gota a gota
el zumbido es más solitario.

Su onomatopeya objeta de conciencia.
Entrometida, atropellada, caótica
y poco hospitalaria.

Se precipitan las gotas
a su vacío, viendo
el destino anterior.

Y aún así lo siguen repitiendo.

¿Qué esperaran conseguir
cuando no hay ningún vaso que llenar?


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