mordimos
la juventud del agua;
Su hemorragia
azucarada y transparente.
Cuando nuestra
inesperada experiencia
nos recordó el fin popular
de los sentimientos
en el otro.
Lejos de ser exacto
o correcto.
No recuerdo ninguna
luz perezosa que amaneciera
despacio, como si se escondiera
detrás de alguna cortina
desnuda
en la que entrometerse.
Y su tragedia
el cadáver balanceado
de días que pasaron
ya sobre un calendario
poco hospitalario.
Los días se repiten
y sigue muriendo gente.
¿Por qué se entrometió el tiempo en nuestras
vidas?
Es una decisión
intolerante y lastrada.
La escena marginal se repite:
-Abro el grifo, sigue corriendo
el agua, y me parece que lo hace
de forma desordenada.
El caos es una cantidad incontrolable.
Pero gota a gota
el zumbido es más solitario.
Su onomatopeya objeta de conciencia.
Entrometida, atropellada, caótica
y poco hospitalaria.
Se precipitan las gotas
a su vacío, viendo
el destino anterior.
Y aún así lo siguen repitiendo.
¿Qué esperaran conseguir
cuando no hay ningún vaso que llenar?
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