Dos dedos.
El agujero del retrete
inyectado en pus y vómito.
Trozos de autoestima masticados
y envueltos en bilis.
Chocolate, Azúcares industriales
alguna
barrita energética.
Al lado izquierdo del inodoro los secretos
de un cuerpo delgado y oculto.
Conoces tanto como yo el sabor regurgitado
de los labios blancos de los váteres.
La autodestrucción
el placer de expandir
y escupir tu odio desde lo más profundo del intestino
Los cuerpos son sacos de despojos que nunca
nos completan
Yo también conozco los complejos
la sensación insatisfactoria de contemplar aquel pellejo
y pensar:
- Oh, Dios, en que momento nos convertimos
en la imagen multinacional y perfecta y...
Dos dedos, bastan dos dedos, te metes dos dedos.
Y la garganta aúlla y tu horrorizado te contemplas
atrapado en un bucle.
La revista sigue ahí, abierta por algún articulo
que nos enseña los secretos esbeltos y deseados de una imagen virtual.
Pero yo sólo necesito dos dedos.
Te metes la mano entera apartando la mandíbula
e intentas gritar auxilio.
pero lo que sale. sólo es el reflejo autodestructivo y escondido
de alguien infeliz que divide el mundo así en su expresión maníquea
más
absoluta secreta y
desoladora.
La bulimia es un concepto demasiado agigantado para caber en las uñas
que rascan al final de la garganta
Anorexia nerviosa, manicura perfecta. [...]
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