viernes, 1 de febrero de 2019

Abrasión

Bailan dos velas
separadas.

El dolor de la
cera que toca
lo ungido
espesa el lacrimal.

Densa, se deshace
en un cadáver
de calor.

Huele al idioma de Dios.

¿Por qué
           sumergir
   palabras fundidas
 que se abrochan
       por delante?

El desierto
 blanco ya no alimenta
   al peregrino.

Mana de tu sed
     la garganta del hacha.

Son dos lenguas separadas
castigadas a morir
desprendiendo un entusiasmo
separado de vacío.
   
   Bautizadas con la herida de distancia.

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