Dios tiene un
oficio sin
tumba.
Como de terrorismo
trabajado.
Siempre disidente
en su rastro de miseria.
Los pobres nacen
sin verbos de carne.
El tiempo arrenda
el hambre que lo talla.
Les dijeron que el cemento
florece en los campos más adustos.
Que el oxígeno se reparte igual
en todas las tumbas.
Y que vibran igual las moscas.
Estrechan huéspedes
en huecos pacientes
de lugares que no han ocupado
todavía.
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