sábado, 26 de enero de 2019

Alexandre Caban

Las cosas que perdemos:
los pantalones de mamá,
un Sábado sin amigos,
los trenes que duran
    más de dos minutos.

Son cremalleras sin chaqueta
nuestro primer día de trabajo.

Cada vez que te vas y tú me dejas
irme,
O las veces que la obsesión
consiste en las razones
de habernos conocido.

Pinto lágrimas de hueso.

Florece en la piel un hábito
líquido de ausencia.

Y la nieve oxida lento su color.

Los desiertos de veneno
  pueblan muertes distintas,
cobijadas en conos invertidos.

El tiempo es tan delgado,
un dolor que nos alcanza,
inagotable, su victoria
siempre es inminente.

Inútil y esparcido en el
himen de tu vela.

Aplaudí la suerte que perdí.



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