El cabello
entrelazado
y entero
justo en medio
de los colores
salpico
el rostro hierático y firme
del cráneo hundido
entre los hombros.
Eso debió pensar
mientras
se adentraban sus pechos,
deshacía las fronteras
que tejen tela y piel
y admiraba
un busto repleto de lágrimas.
No sé como puede ser un cuerpo
cuando está de espaldas,
y su
forma
no
nace preocupada
encima de los restos.
Que pensará
en su insensatez,
la mano firme
que humedece el sexo
y no se preocupa de las formas.
A veces pienso
que lo más difícil
de olvidar
es esa sensación
de intenso desnudo.
Tortura tener una imagen
en la cabeza
que sabes
que no vas a tocar jamás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario