lunes, 27 de octubre de 2014

Llamar, antes de saber quién eres

Hoy te han vuelto
a preguntar el nombre.

Te ha crecido el polvo,
esa primera existencia.

Las palabras que nos enseñan
a decirte propio,
común.

Nos envejece el amor.
Nos enseña a cambiar
el cuerpo. La ropa
con la que te conocí,
su sexo húmedo,
sus muslos rígidos
las dos lenguas
que hablan otoño.
Bífido, cruje el amarillo.

Absolutamente absoluto.
Absolutamente tú.
O yo. Absoluto.

El tiempo que espero
no envejece igual que nosotros.

La primera vez de la piel
tocando piel.

Tengo nostalgia
de sentir nostalgia,
de  no sentirme solamente
solo a mi.

Escribirte es un ejercicio
de maduración, al principio
me preguntaba;
Por qué no estás aquí.

Ahora me pregunto:
¿Qué hago yo aquí?

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