Nunca es pacífica
la nostalgia del beso
de dos lenguas de nieve.
Se descompone su herida blanca.
Es como el rumor
acostumbrado del invierno.
Difícil y sin padre.
El insomnio de las perlas,
la palabra nube,
o el fondo eterno detrás
de los glóbulos de un reloj.
Y tus huesos apilados
raspando con los míos.
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