miércoles, 30 de noviembre de 2016

Hermenéutica

Cubriste la corona de huesos.
Por qué este altar se corrompe
con el silencioso paso de las hojas,
el baile lento del frío
dando forma a un cuerpo
incompleto.

Y si tu figura, no fuera afilada
con las costillas envenenadas
que rodean mi pecho,

Por qué iba a ser distinto
cómo pasa el tiempo
en cada beso.

Los fantasmas han venido hoy a recordarte.

De pie sobre la lápida
nombres, que sólo
se escuchan en el peso
ligero y redondo
de las pupilas.

Y si tu nombre, no significara
que estás en alguna parte
apartada de mi.

Si tu piel no manchara
mis manos con el mismo abismo
de carne entre hueso y hueso.

Entregaría la memoria,
su venganza infinita y repetida.

Plasma viscoso y escurridizo
mis muñecas ya no sujetan
tu peso muerto.

Ahora el vacío rellena
el latido.

Y en la oscuridad
no alcanza a rozar mi piel
entre tus huesos.





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