jueves, 3 de noviembre de 2016

Pudre el Otoño
la piel de las últimas larvas.
es una perla blanca y eterna,
se alza como un hueso
hambriento.

¿Para qué necesitas el paisaje
tejido en manos ajenas?

Es como se acostumbra
el polvo encima de la cara
de los muebles,
el raíl trazados de niños
encima de las bicicletas
que nunca fueron nuestras.

Recuerdas, hablabas
como cuando se habla
de algo que le ha ocurrido
a los demás.

Igual que un tajo perfecto
en la muñeca fría del Invierno.
Ahora es dulce su fatiga,
leve y despegada.

No guarda en su aliento
una lengua que no es mía.
Primitivo en el pulmón
las heridas encharcan
la saliva que los une.

Tu piel, la piel.
Ahora ahoga el rostro.

"El frío tropical me cala hasta los huesos"





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