sábado, 22 de octubre de 2016

אסתר

¿Y después?

¿Esperará el hueso maduro
caer y florecer en una piel
distinta de las nuestras?

La armonía lenta
y constante de
las habitaciones
cerradas y sin ropa.

Con la música
sin fondo,
sonando alrededor
de dos cuerpos
tallados a mordiscos.

Y después,
y después,
y después.

Antes de que tiemble
tu pupila y el deseo
o el miedo.

Sean parte del caos,
o del orden en unos
ojos o en los otros.

Pasión y placer.

Una yema bordeando
el límite, célula a célula,
la intimidad se hace púbica

Es cómplice sin saber temblar.

Primero el gesto,
y después tu nombre.

No es la amistad un pacto de la piel.

Tú nombre en el linaje mudo
de las estrellas de la noche

Esther:

Entierra mis huesos, hazme crecer.

Que no caben dos palabras
dentro de la misma piel
ya lo sabías.

Pero ¿y después?

Encuentro espesa tu saliva,
no abrigará el hueso retorcido,
instrumental, el latido intacto
de los labios de tu fruto.

Después, sólo hazme crecer.



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