lunes, 22 de agosto de 2016

Periferia

Sangraron las plantas de tus pies,
su rastro pisado del color
de los diamantes amasados
con los dedos.

Imagina el cuchillo sediento,
oxidado, sin filo, con el mismo
beso que se atasca al morder tu carne.

Los vecinos ya no viven aquí.

Buscaron otro busto, una nueva
forma de vivir en el extrarradio

La ciudad, el templo, su monumento,
y el tiempo que ya no vive aquí.

Una forma verbal inexacta, imprecisa.

Sedienta y sin humor.

Ya no viven aquí, o allí,
da igual los lugares habitados.

El contenido siempre se vacía.

Sólo cambia el tiempo y el lugar.


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