Y después de despellejar
la carne, el aullido
de las flores
y las entrañas inundadas
del invierno.
Siempre es temprano
cuando amanece de noche.
Y aunque es verdad,
o eso me dijeron.
Las heridas florecen
intactas igual
que las caricias
de un color rosa.
Pálido trono horizontal
cuerpo a cuerpo.
Enferma la memoria
en piezas,
lo que hoy era común
y cotidiano.
Lo que es común,
se comparte.
Pieza a pieza, diariamente.
Juntando todo en un montón,
o eso me dijeron.
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