Imagina el roce
de la vértebra pálida
susurrando:
Piel, hoy no es triste
el color de tu ojo lento.
La memoria espesa
circular sobre el ombligo.
No llena ningún agujero.
Vuelve inútil
demasiado lejos
la nostalgia de la nuca
y el aliento.
Imagina el roce
de la vértebra
contra tus huesos
encima de los míos.
Enterrándonos encima de algún agujero.
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