sábado, 5 de septiembre de 2015

Terror nocturno

Duerme la luz encendida
no hay final en el pasillo.

Madura la migraña,
redondea la ojera
inconsciente del pomo.

Parece ahora más adulto
este terror nocturno.

Mira para otro lado
la luz entreabierta
escondida detrás
de la puerta.

Manchas de piel.
El hueso canoso
y astillado
alarga las sombras
de la voz.
Legaña a legaña
el ojo supurado
de hombres impresos.

No hay final, encendido.
Duerme de pie,
ahora, el pasillo.

Le falta identidad.

Noctámbulo, insomne.

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