miércoles, 11 de febrero de 2015

Lejos es siempre demasiado tarde

Las estaciones de una piel.
Escribir, tal vez,
Verano con los dedos,
el Invierno derretido,
sudor frío y saliva.
El sexo sin remedio
de una ventana
que te mira desde el lado
de las luces apagadas.

Cuerpos que nos dicen.
Enseñan a pasar tiempo.

Una estación detrás.

Y no vale lo mismo
la historia si no
estabas tú allí
para contarme
como eras.

Como soy yo todos los días,
esperando a conocerte
otra vez, como la primera vez.
Sin remedio, con las luces apagadas.

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