Entro dentro de ella
el tacto ya no existe.
Vuelve a ser el desorden
de las flores que crecieron
la noche en que fuiste invierno.
Y crece separada la distancia
Lo que cierra los ojos
después de ser visto.
Un nombre aparte
que duele por no encontrarnos.
Por encontrarte y que no recuerdes
quién soy.
No saber quien eres ahora.
Y encontrarte de nuevo fingida y equivocada.
Vergüenza de una piel
que quiere decirte:
Frío, mírame a los ojos
y dime que ves en veinte palabras.
En veinte razones
por encontrarnos como
la primera vez.
Y no saber quienes eramos
ni lo que íbamos a hacer.
Y hacerte otra vez equivocada y fingida,
pero con un nombre distinto.
Que yo me equivoque otra vez al decir:
¿Cómo te llamas?
Tengo nostalgia de algo que nunca ha sucedido.
La nostalgia de saber quien eres.
Y no poder hacer nada por impedirlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario