Las lágrimas del cuervo
piel de espantapájaros.
Emigró el verano
la resaca del calor
de la cosecha.
Huele seco y despacio
el sudor de un beso.
Vuelve a reír
la mujer descalza
de espalda.
Espiga, corona el laurel,
la victoria de la carne
esclaviza.
De espaldas vuelve a sonreír
la mujer descalza.
Ahora creces distinta,
con otra piel más seca,
ciudadana.
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